86.400 segundos

Cada mañana, cuando el despertador suena, tenemos 86.400 segundos de vida, y cuando nos dormimos llegada la noche, ya no hay vuelta atrás, lo que hemos vivido durante el día se ha perdido, el ayer ya está pasado. Cada mañana esta magia comienza de nuevo, recibimos 86.400 segundos de vida. Siempre bajo una misma regla, una regla irreversible: nunca se sabe en qué momento se nos acabará el crédito.

Siento que últimamente estoy envuelta en una nube de cambios.
Estoy siempre indecidida, liada por todo y disconforme con todo; sin embargo a la vez voy notando que mi vida, poco a poco, está dando un cambio enorme. Me voy dando cuenta de que ya nada volverá a ser igual que antes, y que yo, sea para bien o para mal, tampoco lo seré, que me tranformaré de aquella niña que fui, a la mujer que seré.
Doy fe de que la adolescencia es un tramo díficil al igual que emocionante, apasionante e irrepetible.
Por eso he de confesar que aunque hay días en los que parece que el mundo se me echa encima, soy consciente de que son cosas de la edad y no hay nada que me haga más feliz que pensar en disfrutar de la vida cada momento con la maravillosa gente que me rodea.

"Nunc Coepi"